La mujer en el Derecho
Efectivamente, el relato histórico evidencia una presencia de la mujer meramente testimonial hasta mediados del siglo XX, de manera paralela a una escasa presencia femenina en los estudios universitarios en general. A partir de entonces, el incremento de la presencia de la mujer en la universidad no ha dejado de parar, situándose actualmente de manera porcentual en relación con los estudios de Derecho por delante de los hombres. No obstante, esta diferencia todavía no se percibe en los puestos directivos de la carrera académica o profesional.
La brecha entre la universidad y el mundo laboral
Reflexionar sobre esta brecha lleva a reflexionar sobre el papel que ha de desempeñar la universidad en la formación de los individuos. Personalmente, no creo que la universidad deba supeditar su misión a los vaivenes del mundo laboral. Creo que la etapa universitaria culmina –que no acaba- el proceso de formación. De la universidad no ha de esperarse que se ajuste a las necesidades laborales. No es ésta su misión. De hecho, la proliferación de especialidades/títulos en los últimos años, atendiendo meramente a las aparentes necesidades del mundo laboral, muestra bajos porcentajes de inserción laboral y altos grados de insatisfacción. Pero, es verdad que la universidad no puede convertirse en un espacio aislado de la realidad en la que se vive; se atiende, consecuentemente, a los cambios esenciales que se producen, especialmente a partir de las asignaturas optativas.
Propuestas para mejorar el plan de estudios
La universidad española desaprovechó en general la oportunidad que brindó adaptarse al Espacio Europeo de Educación Superior para adecuar sus titulaciones. La reforma introducida quedó a medio camino. Se optó por transformar las antiguas licenciaturas de 5 años en grados de 4, apostando por prever la realización complementaria de másteres de especialización. En el caso de los estudios de Derecho, ello se tradujo en la introducción de un máster equivocadamente obligatorio (a mi modo de ver) y un examen estatal para poder acceder a los colegios de abogados. Significativamente, no se aprovechó para reformar el acceso a otras salidas profesionales jurídicas, como son todas aquellas que requieren la preparación y aprobación de una oposición.
Cuando comento que la reforma quedó a medio camino lo digo porque pienso en los dos grandes modelos de formación de juristas que responden a los dos sistemas legales que derivan de la tradición occidental: el sistema continental, de base legal, y el sistema del common law, de base jurisprudencial. Los estudiantes de este último sistema devienen juristas tras una formación especializada (equivalente a nuestros másteres), que sigue a una formación de corte generalista, pero no jurídica (de un período equivalente al de nuestros grados). Por otra parte, en algunos de los países del sistema continental como el nuestro se optó por reducir el grado de Derecho a 3 años y complementarlo con una formación especializada de máster.
Hemos de pensar que los estudios de Derecho sufrieron una transformación significativa a partir del período codificador del siglo XIX. De manera paulatina, los estudios se adaptaron a las diferentes disciplinas resultantes del cambio que provocó el fin del Antiguo Régimen y del Derecho de privilegiados. Pero, si bien ello afectó a lo que se estudiaba, lo cierto es que no varió el cómo se estudiaba. El estudio del Derecho continuó apostando por la memoria, desatendiendo la finalidad última que es la de formar juristas. ¿Qué es un jurista? La respuesta a esta pregunta debería iluminar los planes de estudios de Derecho.
El papel de la IA en el Derecho
La IA es una buena herramienta, aunque limitada. Como herramienta que es puede ayudar a facilitar aquellos aspectos relacionados con el Derecho que tienen que ver con la búsqueda de información. Pero, tiene un claro límite en lo que es esencial al Derecho: la interpretación.
El sacrificio en la profesión jurídica
No creo que el sacrificio sea un rasgo característico del jurista. No se trata tanto de ponerse al día continuamente, sino de tener claro cómo hay que adentrarse en el bosque de lo jurídico… [Con ello recuerdo las palabras introductorias de los cuadernos marrón y azul del curso del entonces Derecho natural del difunto profesor Capella: “De cómo Caperucita se adentró en el bosque…”]. En cualquier caso, hoy no existe profesión que no contemple la formación permanente.
Docencia vs. ejercicio profesional
En mi caso en concreto tuve la suerte de compaginar los estudios de Derecho con la práctica como pasante en un despacho. Esa experiencia, combinada con la oportunidad que se me ofreció, me permitió iniciar mi carrera académica sabiendo qué dejaba. Siempre me ha gustado estudiar por lo que no supuso un gran desafío iniciar los estudios de doctorado y culminarlos con la defensa de una tesis doctoral, carta necesaria de presentación para la carrera académica. Sí supuso un desafío importante acabar por decantarme por especializarme en Historia del Derecho. Pero, esa es ya otra historia…
IA en el ejercicio de la profesión
En parte creo haber ya contestado esta pregunta… El uso de la IA en las distintas salidas profesionales del jurista ya se está empleando. De hecho, permite que el profesional de lo jurídico se centré más en desarrollar habilidades propias que en la mera memorización de normativas concretas.
Si la cuestión es plantear si acabará por sustituirnos, no, no lo creo. De nuevo, la respuesta gira en torno a la pregunta qué es ser jurista…
Para finalizar, ¿qué consejo le darías a las nuevas generaciones de estudiantes de Derecho que están comenzando su carrera en la universidad?
A las nuevas generaciones de estudiantes las animaría a optar a itinerarios de innovación docente como el que estamos diseñando vinculado al grado de Derecho de la Universidad de Barcelona. A partir del proyecto Cicerón, buscamos poder estudiar el Derecho desde una perspectiva más dinámica y ajustada a la realidad, a partir de una docencia centrada en el aprendizaje activo del estudiante. El diseño de este itinerario permitirá plantear el estudio del Derecho de una manera más racional, acompañando al estudiante en su proceso personal de maduración respecto de las cuestiones jurídicas. Buscamos que el estudiante forje su personalidad como jurista a partir de los rasgos que le son propios: dominio del lenguaje especializado, comprensión de la dimensión histórica de lo jurídico (con todo lo que ello conlleva) y control de todos los aspectos que han de tenerse en cuenta en la necesaria interpretación que conducirá a la solución más ajustada a Derecho.
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