La gestión de la diversidad generacional, clave para el éxito de cualquier empresa.

En el futuro cuatro generaciones convivirán en el entorno laboral. Saber gestionar todo ese capital humano será la clave para el éxito de cualquier organización.

Los llamados baby boomers, nacidos durante la década de los años 30, 50 y 60 del siglo pasado, la generación X, de 1963 a 1980, la Y, entre 1980 y 1995 y la Z, los nacidos a partir de 1995, compartirán oficinas y tendrán que aprender a trabajar juntos, pese a sus distintos conocimientos, valores y experiencias.

Con este panorama en el horizonte, las empresas tienen entre sí un reto muy importante si no quieren quedar relegadas al furgón de cola: aprender a gestionar equipos multigeneracionales.

“La gestión de la diversidad generacional es un imperativo de las organizaciones si quieren ser competitivas en el siglo XXI” explica Elena Cascante, presidenta de la Asociación 50plus y socia directora del Observatorio Generación & Talento. “Hacerlo bien” prosigue, “puede aportar grandes beneficios para las empresas como incrementar la creatividad y la innovación, potenciando el conocimiento de cada generación”.

Aprovechar las fortalezas de todos los trabajadores, independientemente de su edad y generar una cultura que favorezca la convivencia entre todas las generaciones será clave en los próximos años. Pero para lograr estos objetivos, define Cascante, “las empresas han de ser capaces de escapar a las tentaciones económicas cortoplacistas y los profesionales deben ser conscientes de la importancia que tiene permanecer activos como fuerza laboral”.

Durante la crisis, muchas organizaciones aprovecharon los expedientes de regulación de empleo para desprenderse de los trabajadores con edades más avanzadas, con sueldos más altos. Aunque esta decisión pudo aliviar a corto plazo el estado de sus maltrechas cuentas, les ha privado de un importante capital humano, con una amplia experiencia y conocimientos.

Ahora bien, los profesionales senior deben ser también conscientes de que tienen que subirse al carro de la digitalización y continuar formándose para seguir resultando atractivos en el mercado laboral.

“Es fundamental potenciar la empleabilidad de las personas hasta su jubilación a través de la formación continua y el envejecimiento saludable”, señala Cascante.