La participación accionaria, conocida también como equity, se define como el interés financiero que un inversor posee en una compañía, siendo básicamente la suma resultante de restar los pasivos a los activos de la empresa. Este concepto es clave en la estructura de financiamiento empresarial, permitiendo a las organizaciones captar capital mediante la emisión de participaciones de su propiedad a inversionistas a cambio de financiamiento.
El valor del capital accionario, o equity, indica el monto que los accionistas podrían recibir si la empresa se liquidara después de saldar todas sus obligaciones financieras. La inversión en una empresa mediante capital privado (Private Equity) o capital de riesgo (Venture Capital) son dos vías comunes para este fin.
Explorando las particularidades y diferencias de cada uno:
Capital Privado (Private Equity):
Este tipo de inversión se dirige a compañías que no cotizan en el mercado bursátil o que están a punto de hacerlo. Los inversores agrupan capital, ya sea institucional o de grandes fortunas, para adquirir participaciones significativas en empresas seleccionadas por su potencial de crecimiento y rentabilidad. Este método es idóneo para empresas maduras que buscan capital para expandirse, creando una sinergia entre el capital aportado y los objetivos de crecimiento de la empresa.
Capital de Riesgo (Venture Capital):
Se enfoca en la inyección de capital en startups y pequeñas empresas con un alto potencial de crecimiento a largo plazo. A diferencia del Private Equity, el capital de riesgo asume mayores riesgos pero busca impulsar un crecimiento acelerado para maximizar el retorno de la inversión, generalmente con participaciones minoritarias en las empresas.
Diferencias entre Private Equity y Venture Capital:
La distinción principal radica en el tipo de empresas en las que invierten; mientras el Private Equity se centra en entidades ya consolidadas buscando mejorar su rentabilidad a través de inversiones de mayor magnitud y participaciones mayoritarias, el Venture Capital apuesta por empresas emergentes, aceptando un riesgo más elevado a cambio de un crecimiento rápido y participaciones minoritarias.
El Private Equity también permite diversificar la inversión en varias empresas de diferentes sectores o fases de crecimiento, minimizando riesgos y potenciando la rentabilidad. Ofrece a las empresas un capital significativo para su expansión sin generar deudas, aunque implica ceder cierto grado de control sobre decisiones estratégicas a los inversores.
Etapas de la Inversión Equity:
La inversión se adapta según la fase de desarrollo de la empresa, su tamaño y sector. Las etapas incluyen la fase semilla para proyectos en su inicio, necesitados de capital para lanzar sus operaciones; la fase de crecimiento, donde la empresa busca estabilizarse y expandirse; y la fase de expansión, donde la inversión se profesionaliza con el objetivo de maximizar los retornos.
Acciones Comunes vs. Acciones Preferentes:
La inversión puede estructurarse mediante acciones comunes, ofreciendo un mayor control sobre la empresa, o acciones preferentes, buscando una rentabilidad superior a través de dividendos.
Este mecanismo de financiamiento es cada vez más relevante para proyectos innovadores en sectores clave que requieren inversiones substanciales y no cuentan con los medios para competir eficazmente. Aunque el financiamiento bancario puede presentar barreras para estas empresas, las opciones de capital privado y de riesgo ofrecen alternativas viables, aunque requieren una cuidadosa consideración de las condiciones y el control cedido a los inversores.
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