La pregunta se la han hecho muchos autónomos y, los que no se la han hecho, se la acaban haciendo en algún momento: ¿Me interesa más darme de alta como autónomo o como SL? Lo cierto es que la respuesta no es tan fácil de responder como podemos pensar, pues son varios los factores que entran en juego.
En este artículo, intentaremos dar una respuesta a esta pregunta o, mejor dicho, analizar las diferentes cuestiones que entran en juego a la hora de tomar esta difícil decisión: ¿Darnos de alta como autónomos o montar directamente una SL?
Hay que recordar que a la hora de montar una SL o ser autónomos también entran cuestiones que no son única y estrictamente económicas. Para muchos profesionales, presentarse ante potenciales clientes y proveedores como “un empresario” o el jefe de una SL puede ser mucho más positivo y dar una imagen de mayor “seriedad” que la de presentarse como un autónomo. De hecho, a quienes se presentan como autónomos, en ocasiones acaban explotándolos sus clientes.
El aspecto económico de ser autónomo o SL
No obstante, en este artículo vamos a dejar de lado todos los aspectos que no sean estrictamente económicos o fiscales. ¿Qué costes tiene ser autónomo y qué costes tiene ser SL? En primer lugar, tenemos que tener en cuenta que, si nos damos de alta como autónomo por primera vez contamos con la famosa “Tarifa plana de autónomo” que hace que la cuota de autónomo (nuestra cotización a la seguridad social) sea de 50€ durante los primeros meses y vaya creciendo progresivamente.
Así, durante los muchos meses que dura la tarifa plana (Y que pueden ser más o menos en función de la Comunidad Autónoma), podemos beneficiarnos de esta ventaja. Sin embargo, si somos autónomo societario (es decir, si como autónomo estamos al mando de una SL) perdemos este derecho y debemos cotizar ya, desde el primer día por una base mayor y pagar cada mes 365€ a la Seguridad Social.
Además, una vez finalizado el período de la tarifa plana, la cuota mínima para un autónomo es de 283€ mensuales, mientras que uno societario pagará 365€. ¿Dónde están entonces los beneficios de ser SL? Pues, en primer lugar, uno de los grandes beneficios de ser SL es la desgravación. Desde luego, un autónomo puede desgravarse muchas cosas, pero una SL siempre tendrá mucho más fácil desgravarse cosas que un autónomo: viajes de trabajo, transportes, coches… Serán infinitamente más fácil de ser desgravados para las empresas.
También, otra ventaja que tienen las SL es que nos permiten extraer dinero de ellas como dividendos. Desde luego, esto no tiene sentido cuando las cantidades que percibimos anualmente son muy escasas, pero sí que empieza a ser más interesante a medida que vamos ganando más dinero. Tenemos que tener en cuenta que el tramo superior del IRPF para los autónomos es de 45%; mientras que el dividendo es del 21%. También hay que tener en cuenta el Impuesto de Sociedades, que debe pagar la empresa por todos sus beneficios pero que, en ocasiones, es fácil reducir sobre todo en los primeros años de actividad.
Por último, si queremos realizar nuestra actividad económica con otros socios, una SL puede ser la mejor forma jurídica; ya que nos permite participar en las decisiones de forma proporcional a nuestro capital y pactar entre todos la importancia. Hacer esto como una unión temporal de autónomos sería mucho más complicado. Además, tampoco hay que descuidar el hecho de que una SL como su propio nombre indica es una sociedad limitada, por lo que nuestra responsabilidad quedaría muy limitada y nuestro patrimonio salvaguardado.
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