La historia de una firma: Navarro Abogados y Consultores

Cuando un profesional se lía la manta a la cabeza y decide abrir un despacho, podríamos decir que también es un emprendedor. Por tanto, cuando debe asesorar a otros “emprendedor@s” sabe un poco de qué va la película. No sólo por sus conocimientos técnicos, sino también vitales. Es consciente de cuánto cuesta iniciar un proyecto personal empezando desde la nada.

Este fue el caso de Alejandro Navarro., socio fundador y director de NAVARRO ABOGADOS Y CONSULTORES, que a los 45 años cree que lo bonito de su historia está por contar. Él considera que su emprendimiento fue el normal. El de alguien que empieza el camino solo, sin una idea clara de que es un emprendedor.

Alejandro es de Ponferrada. Estudió en Salamanca. No viene de familia con tradición jurídica ni tenía contactos en sus inicios. Decidió buscar un despacho como pasante, pero como él dice, nadie le quiso. Finalmente su padre le consiguió un despacho en Santiago de Compostela, con dos pasantes y un profesional. Hacía jornadas de trabajo de 12 y 13 horas, sabiendo que lo que quería era aprender la profesión, sin ánimo de lucro.

Al cabo de 2 años pensó que estaba preparado para montar su bufete, y con la ayuda de sus padres alquiló un local pequeño, que su madre encontró por casualidad, un día hablando con una portera. Se olvidó de todo tipo de planificación, tan solo le movía la ilusión. Eso sí, en su tarjeta constaba que su firma tenía su sede en una de las calles más importantes de la ciudad. Desde sus inicios él siempre ha pensado que es importante estar en un buen barrio.

Empezó el camino. Con una preciosa mesa que todavía conserva. Solo tenía un cliente, que era un amigo que había conocido en un master, y que aún lo conserva. Tenía que empezar a buscar clientes. Se le ocurrió salir a la calle. En el 2000 le decían que estaba loco. Un abogado no iba a buscar clientes a puerta fría. Esto le supuso plantones, burlas, etc… La gente no se creía que tan joven pudiera tener un despacho. Lógicamente, pasó meses de mucha fustración.

Pero empezó a perfilar su discurso, a generar confianza. Se dio cuenta de lo que tenía que decir para convencer y transformó los problemas en oportunidades como ha hecho siempre. Para él la reputación y confianza siempre han sido sus pilares.

Por su experiencia vital, él tiene claro que sólo los profesionales con capacidad para generar negocio son los que trascienden. No son suficientes los conocimientos técnicos. Falta algo más que hace que unos destaquen sobre los otros.

Espero que os haya gustado esta historia de superación. Estoy convencida de que Alejandro cuando tiene un emprendedor ante sí sabe empatizar con él.

Hoy Navarro Abogados y Consultores tiene unos 30 profesionales, repartidos entre la Coruña, Madrid y Málaga, aunque en realidad si contamos colaboradores son unos 100. Y todavía quieren crecer más.