Existe la fase de reflexión, se puede asemejar a cuando nos planteamos escalar una montaña, realizar ala-delta o un descenso de esquí. Una etapa de larga reflexión, ¿cuál es el objetivo en practicarlo? Suele ser una fase tranquila, estable y se suele compartir con nuestro entorno más cercano, con amigos que han pasado por esa experiencia antes, como por ejemplo la familia. Algunos empresarios -muy sabiamente- suelen buscar información sobre los procesos, participan en seminarios, etc.
Una vez tomada la decisión de avanzar con el salto, el descenso o la escalada debería venir la fase de cómo y con quién lo realiza. Entramos en una nueva fase de reflexión. Igual que con cualquier otro deporte de riesgo, no es nada recomendable realizarlo de forma individual, especialmente la primera vez, e incluso ni en futuras ocasiones. Siempre es mejor estar acompañado por un experto.
Una vez decidido quién nos acompañará, empieza la fase de subidón, donde tenemos el optimismo al máximo e interiormente nos decimos seguro que nos encuentran muchos inversores y todos están dispuestos a pagar lo que creemos que vale nuestra empresa.
Llega el momento de comprobar que todo nuestro material está en las mejores condiciones para realizar el descenso, los esquís bien elegidos, las fijaciones en su punto de peso exacto, bien encerados, etc. Empiezan los nervios, vemos que hay cosas que se tienen que retocar u mejorar antes de lanzarse. Si queremos llegar a la meta con las máximas garantías, el material tiene que estar perfecto. Las finanzas son clave para un proceso de M&A, pero tanto como otros mil detalles.
Analizamos de nuevo el material, ya lo tenemos mejor preparado. Y nos invaden más sentimientos, quizás algún momento de decepción o más emoción, ¿realmente nos valoraran lo que esperamos o quizás mucho más? ¿Seremos capaces de llegar a la meta?
Llega la fase de espera antes de saltar, la fase de búsqueda de los inversores… ¡qué impaciencia!
Ya estamos en el punto de salida, ¡la pista está libre! tenemos los inversores, y nos llenamos otra vez de grandes expectativas y positivismo. Necesitamos trazar bien el proceso, esto es clave.
Empezamos a descender y las primeras puertas nos muestran las primeras dificultades. Nos desagrada la posición de las puertas, superamos las primeras, las negociamos bien. Vienen nuevas puertas y sufrimos nuevas decepciones por la dificultad. Nos planteamos abandonar el descenso. Sentimos decepción y enfado. Reflexionamos de nuevo y decidimos seguir.
Las dudas nos acompañan durante toda la fase final, tenemos la meta al alcance. Inquietud, impaciencia.
Finalmente, trazamos las últimas puertas, zigzagueamos con ingenio y tenacidad. Cruzamos la meta. Alegría, nos felicitamos al fin, empezamos una nueva vida.