La preocupación por la seguridad y salud en el entorno laboral ha sido una constante a lo largo de la historia. Desde los inicios de la Revolución Industrial, donde las condiciones de trabajo eran extremadamente peligrosas, hasta la actualidad, donde se ha avanzado significativamente en la protección de los trabajadores, la evolución de la normativa en prevención de riesgos laborales ha sido un proceso continuo y necesario.
El siglo XX presenció importantes avances en la legislación laboral en numerosos países. Surgieron leyes y regulaciones que establecían estándares mínimos de seguridad en los lugares de trabajo, así como la obligación de proporcionar equipos de protección adecuados y capacitación en materia de prevención de riesgos. La creación de instituciones especializadas en supervisar el cumplimiento de estas normativas, como las agencias de seguridad laboral, también contribuyó significativamente a este progreso.
La Unión Europea (UE), por su parte, ha desempeñado un papel fundamental en la armonización y mejora de la normativa en prevención de riesgos laborales (PRL) en los Estados miembros. Desde la adopción del Tratado de Roma en 1957, que estableció el marco para la cooperación en materia de seguridad y salud en el trabajo, la UE ha desarrollado una serie de directivas y regulaciones que han sentado las bases para la protección de los trabajadores en toda Europa.
La Directiva Marco 89/391/CEE, adoptada en 1989, fue un hito en este proceso. Estableció los principios generales de la prevención de riesgos laborales, incluida la evaluación de riesgos, la información y formación de los trabajadores, y la participación de estos en cuestiones de seguridad y salud en el trabajo. A partir de esta directiva, se han emitido numerosas directivas sectoriales que abordan riesgos específicos, como el manejo de sustancias peligrosas o la seguridad en la construcción.
En las últimas décadas, con la llegada de nuevas tecnologías y la globalización de la economía, la normativa en prevención de riesgos laborales ha tenido que adaptarse a los cambios en el mercado laboral. Se han promulgado leyes más específicas y sofisticadas, que abordan riesgos emergentes como el estrés laboral, la ergonomía y los riesgos psicosociales. En 2019, la UE adoptó el Plan de Acción de la UE en Materia de Salud y Seguridad en el Trabajo 2019-2024, cuyo objetivo es abordar desafíos emergentes, como los relacionados con la digitalización y la economía verde, y fortalecer la aplicación y el cumplimiento de la legislación existente.
Además, se ha prestado una mayor atención a la prevención de enfermedades profesionales, así como a la promoción de una cultura de seguridad en las empresas, donde la responsabilidad recae no solo en los empleadores, sino también en los propios trabajadores.
Fomentar un entorno de trabajo seguro es una labor conjunta de empresas y empleados. Este esfuerzo colaborativo es esencial para garantizar que los lugares de trabajo no solo cumplan con las normativas legales, sino que también promuevan el bienestar y la salud de todos los trabajadores, asegurando así un ambiente laboral seguro y productivo para todos.