Entrevistamos a Gabriela García, decoradora.
¿Qué formación tienes?
Soy diplomada en Derecho, carrera que por error de juventud empecé, aun sabiendo que no era lo mío, cuando estaba en cuarto curso con la mayoría de las asignaturas aprobadas, me di cuenta que si seguía un año más, terminaría la carrera y tendría que ser abogada, algo que me espantaba. Así que decidí dejarla, a mi padre casi le da un ataque.
¿Cómo empezaste a ser decoradora?
Inmediatamente después de dejar la carrera y consciente del mal rato que estaban pasando en casa, decidí trabajar en lo que fuera, después del disgusto a mis padres no quería pedirles dinero para mis gastos. Conocí a una artista que tras licenciarse en Bellas Artes, restauraba y pintaba muebles. Comencé a trabajar en su taller como aprendiza, sabiendo desde el primer minuto que este sí era mi sitio.
Fue un tremendo golpe de suerte, encontrar mi primer trabajo, en tiempo record, y el puesto parecía estar hecho a mi medida. Desde muy pequeña me encantaba re decorar mi cuarto, leía libros y revistas de decoración que mi madre tenía en casa e incluso movía los muebles del salón cuando mis padres salían. Siempre me atrajo el arte y la decoración. Mi primer puesto de trabajo, como restauradora, sirvió para canalizar mi trayectoria en la decoración, camino del cual nunca me he desviado, desde hace algo más de treinta años.
¿Cómo definirías tu estilo?
Mi estilo es absolutamente personal y reconocible en mis trabajos. Desde hace bastante tiempo, pinto todos los muebles de gris o blanco, ahora está de moda, pero hace 30 años no, y todo el mundo me preguntaba el porqué de ésta «obsesión» yo les hablaba del estilo gustaviano, Suecia XVIII, donde predomina el blanco y colores claros en general, estilo propio de la aristocracia, donde nada es suntuoso, todo es sencillo e incluso un poco tosco, me atrevería a decir.
Este tipo de muebles mezclado con telas que parecen antiguas o ya lavadas siempre funciona, me gusta mucho usar tejidos naturales como el algodón, lino o terciopelos que envejecen bien, papel pintado con flores y pájaros, colores empolvados, iluminación cálida y una gran sencillez, podrían ser las claves de mi estilo.
¿De dónde te inspiras?
A este amor por el espíritu sueco de casas de campo, pronto se le unió mi pasión por Gran Bretaña, país al que voy con mucha asiduidad con la mente y los ojos muy abiertos. Me inspiran sus papeles pintados, sus telas, sus jardines, sus museos, sus palacios, pintores, arquitectos, paisajistas, sus diseñadores de interior, todo lo que me gusta suele estar en Inglaterra.
¿Qué es lo que más te gusta de tu profesión?
Todo! Al ser Segunda Época tienda y estudio de decoración, hay mucho que hacer. Me encanta elegir telas, muebles y objetos de decoración en las ferias internacionales a las que suelo acudir, normalmente son París, Londres y Madrid. Me gusta decorar la tienda prestando mucha atención a los detalles, la mayoría de personas que la visitan dicen que es encantadora como una casita. En casa de los clientes, el proceso empieza con visita y plano, es súper chulo empezar un proyecto desde cero, aunque la mayor parte del tiempo surgen proyectos en los cuales los clientes ya tienen algunos muebles de otras casas, heredados de familia, estos casos son más difíciles porque trato de aprovechar lo que ya hay, a veces pintando muebles, retapizando sofás o sillones, cambiando la distribución, se consiguen decoraciones muy efectistas. Todos los aspectos de mi trabajo son muy gratificantes.
¿Qué es lo que te gusta menos?
Buena y difícil pregunta. Gustándome en general casi todo, podría decir que lo menos apetecible es hacer presupuestos y defenderlos. Muchas personas piensan que todo el mudo puede ser decorador. Por lo general, estas personas suelen ser regateadoras y reticentes a los consejos de un profesional, aun habiendo acudido ellos a buscar ayuda experta. Muchas veces hago proyectos preciosos que se quedan en la mitad y deslucidos pues los clientes hacen alguna de las partidas y otras las hacen por su cuenta, cargándose todo la dedicación y el amor puestos en el proyecto inicial. Pero para este tipo de clientes he puesto un nuevo un servicio en marcha, es decoración «low cost», te explico, hago una distribución con un plano y le digo medidas de muebles, colores y texturas recomendadas y ellos lo van haciendo poco a poco con las directrices de un profesional. Creo que es una buena solución para la parte menos agradable de mi trabajo.
¿Qué consejos darías a alguien que empieza?
Ser fiel a su estilo, no perder la curiosidad, estar al día en novedades y trabajo, trabajo y más trabajo.
¿Hay algo en decoración que no puedas soportar?
Ja, ja, si, millones de cosas : Materiales sintéticos que imitan a alguno noble, si no se puede poner el noble, mejor buscar un sustituto de menor precio, pero el mejor de su categoría, el plástico, colores ácidos, iluminación estridente, el desorden, la acumulación de cosas, el gotelé.
¿Qué es lo que más te gusta decorar?
Me gustan todos los espacios: hoteles, restaurantes, casas, despachos profesionales, jardín o terraza, cada proyecto lo tomo como un reto y no hay uno que se me resista!
¿El decorador ha de ser un poco psicólogo?
El decorador tiene que ser muy psicólogo. Es buenísimo cuando piensas cómo es una persona y lo que quiere, y aciertas. Entonces tienes el 50 % del trabajo hecho, el resto es creación, sabiendo que vas a darle a tu cliente justo lo que quiere, esto genera seguridad y confianza tanto al cliente como al decorador, los dos respiran tranquilos.
¿Es necesario hacer un gran desembolso económico para tener una casa bien decorada?
No, de ninguna manera. Soy defensora de la ¨caja de casa¨, tienes que tener un suelo bonito, las paredes bien, teniendo la caja en buen estado se puede hacer una decoración sencilla y preciosa (decoración ¨low cost¨, de la que ya hablamos antes). Si tienes un suelo feo, ya puedes gastar una fortuna en decoración y nada quedará bonito. En esto soy muy purista.
¿La decoración de una casa debería ir cambiando con el tiempo?
Absolutamente si, la decoración como la vida, va cambiando, es aburrido quedarse siempre igual. Pequeños cambios son necesarios cada cierto tiempo. Si no puedes cambiar nada de nada, mueve tus muebles, cámbialos de sitio, según el Feng Shui, esto te dará suerte y armonía en tu espacio.